¿Cómo
funcionaría la sociedad sin lenguaje? Imaginémonos las instituciones ausentes
del lenguaje; ¿cómo expresaríamos nuestros pensamientos? ¿Cómo habría
comunicación entre las gentes? Ni siquiera en las sociedades más primitivas
puede estar ausente la comunicación.
La comunicación es fundamental en
todo, absolutamente TODO. A nivel personal existe una conversación interna,
incluso a nivel de los estados del yo, a nivel de los estados de conciencia, y
para esto es necesario la comunicación, también para la expresión de las
emociones, de los pensamientos. A nivel matrimonial, a nivel familiar; siendo
ésta la institución básica de la sociedad, se requiere de la comunicación, en
por lo menos a nivel básico; los expertos hablan de los niveles de la
comunicación, desde el nivel de cliché hasta el nivel de trasparencia; el
primero se refiere a un nivel limitado al saludo, y el último se refiere a un
nivel donde se trasmite sentimientos, esperanzas, desesperanzas, sueños,
añoranzas, tristezas, alegrías, pensamientos íntimos; este nivel es el que
debería existir en el matrimonio, y con los amigos. Y esto es comunicación.
¡Qué valioso es la comunicación! En todo
esto nos referimos al lenguaje natural, ese que se da cotidiano, ese de todos
los días. Es valioso en el ambiente laboral, en el vecindario, para salir de
compras, para hacer una llamada telefónica; es más sin la comunicación se
paralizaría o no existiría el comercio, la universidades, fracasaría las
empresas de las telecomunicaciones. Ni siquiera podría elaborar esta
asignación, y las tantas asignaciones que estoy elaborando durante todo este
tiempo de estudios universitarios en la Universidad Yacambú.
Está también el lenguaje formal;
éste nos ha permitido una gran evolución científica mediante las matemáticas,
las estadísticas, la astronomía, y otras áreas del conocimiento.
Incluso en la Biblia Dios aparece
creando el Universo mediante el lenguaje; Él dice y el Universo es creado.
Jesucristo aparece como el Logos de Dios; ese concepto de logos ha sido
entendido como “la palabra”, o “el verbo”. El lenguaje lo abarca, prácticamente
todo. Nuestra relación con nosotros mismos, con nuestros seres queridos más
cercanos, con nuestros vecinos, colegas, aún con las personas menos conocidas,
con nuestros enemigos, necesitamos el lenguaje para entendernos y expresar
nuestros desacuerdos, para reconciliarnos o para disentir. Sea ese lenguaje verbal,
fonológico o gestual, siempre es lenguaje; con un alto nivel cultural o no,
siempre requerimos del uso del lenguaje, y eso es diario. Es el “pan nuestro de
cada día”.
El lenguaje no sólo es importante,
es más, es esencial.
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